martes, 3 de febrero de 2009

UN VIAJE AL INTERIOR


Hay un viaje que tendría que ser obligatorio como parte del crecimiento, sería un viaje al interior como en Erase una vez el cuerpo humano. Todos tendríamos que poder meternos dentro de nuestras cabezas, pero tan dentro que pudieramos ver así que lo que suponemos en los demás nosotros lo llevamos a veces multiplicado , incluso aquello que tanto denostamos.El miserable, el envidioso, el que lleva la lástima propia o ajena como insignia se daría cuenta de sus taras y comenzaría un camino tranquilo intentando enmendar sus miserias y dejando de molestar al prójimo con su pretendida limpia conciencia. A mi estos son los que mas miedo me dan, estos que no dudan de su moralidad, estos que ven en cualquier exhibición de angustia,tristeza o sensibilidad un punto débil, porque les veo colgando con mil defectos arrastrados sin remedio como la falsa resignación, la prepotencia y la mezquindad. Son capaces de colocarse una de las cienmil máscaras que tienen para la ocasión, pueden ponerse una para parecerse a tí si les parece oportuno o una diferente para establecer una clara dicotomía si el panorama requiere una distinción, el caso es no mostrar lo que son. Pero la gente tendría miedo a iniciar ese viaje que es tan fácil, el resultado no les gustaría, prefieren la trivialidad de un mero análisis: solo un poco de colesterol. Conocerse y pensar con todo lo que conlleva toma más tiempo y el diagnóstico a lo mejor no te gusta pero es menos incierto que ignorarte.
Nunca has obviado mi viaje ni has utilizado máscaras. Te quiero mucho Moncho.

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