Esta tarde volviendo de Boñar y bajo el cómodo silencio que se produce entre Moncho y yo en ocasiones, podía adivinar la escena que se produciría en cada tramo siguiente del viaje. En el Carrizal aparecerían justo detrás de nosotros tres o cuatro coches nerviosos por adelantar y coronar ufanos la subestación. En la recta del comienzo de la carretera de Santander ,después de pasar Barrio de Nuestra Señora, inevitablemente habría un señor (nunca es el mismo) en bicicleta subiendo fatigosamente...
Tan previsora y ordenada que creo que soy, ahora no me adapto a lo habitual, espero lo insólito , lo inesperado.
Estoy harta de que se pida paciencia al más paciente y colaboración al más dispuesto mientras se concede todo tipo de descuidos a los negligentes y falsos despistados.
Me desespera que algunas personas nunca me lleven la contraria y siempre digan lo que creen que espero oir.
Me revientan los que se entretienen en llevar vestida el alma a juego con el cuerpo, porque el alma debe de ser transparente.
Espero que algún día un espontáneo le quite los patines al insensato que cada mañana me hace perder los nervios porque va en zig-zag todo el trayecto que debo hacer con el coche hasta salir del barrio.
Deseo firmemente no adaptarme a todas estas cosas y muchas más que me molestan tanto.
Este verano en Voznuevo todo puede ser nuevo. O no, ¿quién sabe?
ResponderEliminarGracias por tu visita. Por aquí me siento muy identificada con el tuyo. Añadir además que cuando una persona buena hace algo malo, es malísima para siempre pero si una persona mala hace algo bueno "tiene buen fondo, no es tan malo"... Me cabrea eso que tú mencionas, efectivamente a los negligentes y falsos despistados nunca se les acaban las oportunidades...
ResponderEliminarQue bueno encontrarte por aquí!
ResponderEliminarNos vemos en tu sitio y en el mio.
Unos besos.