Pues sí que el sol me fué bien. El sol y el descanso, claro. El descanso, el sol y la oportunidad de fijarme en la cantidad de posibilidades de alteración de sentidos que uno siente en un solo dia.
En el corto trayecto que separa Boñar de Gijón ,en solo unas horas, la visión es infinita, tan grande como seamos capaces de dimensionarla. El mismo viaje otras veces no me pareció tan interesante como el sábado.
Lo que realmente era una excursión con César al Acuario, tuvo esta vez otras connotaciones.
Al final del día, además de establecer multitud de dicotomías, sobre el estado de las lilas allí y en Voznuevo, sobre el sol en el alto del Puerto y en Boñar, sobre el viento a la orilla del mar y a la orilla del Pantano, sobre la comida, etc..., la sensación alrededor de una mesa después de encontrarnos con nuestros amigos fué de un buen dia a pesar del incesante dolor del que ahora también me doy cuenta.
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