No sé si seré capaz de caminar mucho más allá. Es difícil para una persona que siempre está midiendo el pasado con el presente y que además se inventa un futuro demasiado sencillo para como se están poniendo las cosas de complicadas.
Cada cosa que veo, cada sensación que tengo, cada momento que vivo, todo lo guardo, lo recuerdo y lo revivo con tal intensidad que llega a pesar hasta hacerme tropezar cada vez con más frecuencia. Es mucha mochila.
Creí haber sido fenicia, también haber vivido en la costa francesa en los años 60, buscaba una explicación a la eterna y obsesiva atracción por el mar, la temperatura agradable y la vida sencilla.
Ya no pienso porqué será.
Ni siquiera tengo ganas de encontrarle justificación.En realidad tampoco tengo ganas ya de pensar en si es posible que un día, el mar y yo estemos juntos mucho tiempo sin despedidas dolorosas y sin otro ruido que el nuestro.
A veces ocurre, la falta de ganas de decidir algo,
ResponderEliminarA mí también me costaría vivir lejos del mar. Añoro cuando vivía en un piso con una terraza desde la que se veía el mar y los barcos,que aunque a lo lejos, estaba ahí de fondo.
ResponderEliminarEn Barcelona el mar siempre está cercano y dá la sensación de libertad. Pero cuando llega el calor y la humedad es cuando menos me gusta. Entonces añoro la montaña y el clima de Boñar y su entorno.
que bonito, yo que soy del sur de españa, me cuesta. Hay una comunion especial, de hecho el ser humano viene del agua, fuente de vida.
ResponderEliminarUn abrazo
A mi esta atracción por el mar no me pasa. Soy de secano, y totalmente de ciudad. Pero sí es verdad que toda la gente que conozco que ha crecido junto al mar, luego no puede vivir sin él.
ResponderEliminar¡Qué cosas!
No sé si me he perdido algo en tu disertación, pero tiene cierto sabor a tristeza y nostalgia, quizá un regusto demasiado intenso.
ResponderEliminarSuerte con tu amor intermitente.
Un saludo