jueves, 16 de julio de 2009

LA PLAYA

Ni colágeno para las arrugas, ni antinflamatorios, ni valerianas, ni ná.
La playa a todas las horas. Por la mañana vuelta y vuelta a la vez que me instruyo con las conversaciones que hay en las sombrillas de alrededor. Mientras más mayores son sus habitantes más interesantes sus postulados. Cada día: corazón, noticias, cotilleo de la urbanización donde se ubican y un poco también de su lugar de procedencia, dónde venden el mejor pescado, veinte céntimos menos el café con tostada en qué terraza, la oferta de los chopitos con dos cañas, en qué zona picó una medusa a un señor, cuántos carteristas pillaron este miércoles, dónde es el próximo rastrillo... Por la tarde menos sol, más lectura, más contemplación, ver y participar en las construcciones de César, apreciar las capturas acuáticas de Marina y al fin, a eso de las ocho de la tarde: el espectáculo de ver la playa en su inmensidad hasta que se queda desértica y termina de ponerse el sol.
Es el mejor momento del día.
La cantidad de sensaciones que puedo percibir en una hora.
Solo mirar los colores. Solo escuchar el sonido del mar.

3 comentarios:

  1. no hay nada más gratificante, que la soledad en una playa
    mamuma

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  2. Me quedan ya solamente unas horas, hoy es será el ultimo baño, el último paseo y la última sensación a la orilla del mar de la temporada... Como todas las veces he venido pensando que alguna vez no tendré fecha de regreso al Norte.
    Saludos

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  3. me ha encantado la descripción de tu mañana playera. A mí me gusta la playa, pero sólo para pasear, soy incapaz de estar horas y horas, aparte me da alergia la sal

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