martes, 30 de septiembre de 2008

DESPACIO


Hacer las cosas despacio no fué fácil ni voluntario. A una persona que esté acostumbrada a la actividad constante, aunque de forma inútil, a alguien que no sea capaz de ver la televisión solamente para verla si no como una forma secundaria y acompañando a algo "más importante" como ordenar, colocar, limpiar, supervisar ... no le resulta nada normal pasar a comportarse de manera totalmente opuesta. Cuando el cuerpo no puede hacer lo que le dicta la cabeza, lo que le ordena imperativamente su interior, ésta es la que se enfada y mucho. Mi cabeza se empezó a enfrentar a mí el día que yo no era capaz de seguir una rutina constante de movimiento , pero aún más cuando yo lo superé y quise controlarlo porque las manifestaciones que tiene el cerebro para controlarte si te dejas son infinitas. Lo que no puedes colocar fisicamente lo ordenas psiquicamente. Es un trabajo enloquecedor. No se vé,no es nada raro, a los ojos de la gente solo eres un poco "maniática" del orden o nerviosa. Las cosas van por dentro. Después de superadas todas las fases, ya voy despacio con el orden, no me preocupa hasta el punto de no poder dormir que las cosas no estén superlimpias, colocadas y ordenadas. Voy despacio caminando ,a la fuerza pero he aprendido que casi nunca llego tarde a ningún sitio por más que lo intente porque uno no pierde su esencia de puntual o planificador pero no me desasosiego mientras voy. Camino ligera y procuro aprovechar los momentos porque lo son no porque se traten de tiempos transitorios hasta "otro momento"... es inútil porque de todas formas las horas pasan y el siguiente rato llega y también todo lo que trae.

viernes, 5 de septiembre de 2008

LA LENTITUD, PERSONAL, SENTIMIENTOS


No me gustaba la lentitud de las cosas, ni de las tareas ni del movimiento ni de la vida. Cuando amanecía quería que llegase la noche para imaginarme viendo la televisión con la estufa de carbón encendida, sintiendo como se movían las cortinas e imaginando como se cubría todo de nieve. Me levantaba cada cinco minutos a ver los tejados de enfrente de mi casa para comprobar cuánto había cuajado, hasta que me quedaba rendida. Tenía un sueño ligero, siempre despertaba esperando algo....El espesor de la nieve en el invierno como iba clareando el día en verano y así poder calcular el tiempo que faltaba para ir hasta el Pinar de Adrados a bañarme en la piscina, cualquier cosa que significara esperar otro momento me fascinaba. Lo hacía de buena gana, era como ganarme los buenos momentos de la siguiente jornada. Si podía imaginarme de noche por la mañana podía imaginar que había hecho suficientes cosas para disfrutar ese momento. Nada puede ser ganado sin esfuerzo. No hay relajo sin trabajo. Siempre fué así, ahora sigue siemndo así pero menos. Porque no puedo, porque no tengo tiempo (tiempo?)pero no porque piense que los motivos por los que desde niña funcionaba de esta manera estén mal planteados. Sigo pensando que son válidos, se sostienen solos,tienen suficiente fundamento, pero ahora no tengo tiempo. Ahora tengo que ir despacio porque todo va muy deprisa y supongo que es un método de distracción que tengo diseñado para que el tiempo no me acabe por embuir. Despacio , ahora aprenderé a ir -por lo menos- igual de lejos.