miércoles, 12 de agosto de 2015

CUARENTAySIETE

He cogido la costumbre hace ya un tiempo de cumplir años justo este día, doce de agosto y, la verdad, me gusta. No así durante algunos, un buen puñao de ellos, casi una década, que estaba más bien empecinada en disfrutar del día sin pensar en la tristeza que venía arrastrando de los meses de primavera y el apurón que pasaba ya pensando en el otoño que se me venía encima. Todo eso aliviado por la compañía de buenos amigos, o por lo menos un número suficiente de ellos adornando los buenos, que en esencia siguen aquí mismo.


Espero cumplir alguno más, y me gustaría que fuese a condición de poder disfrutarlos con quienes me dan a diario tanto, con quienes han soportado, sufrido, valorado, reido, llorado, comprendido y aliviado; con quienes se callan aún con toda la razón, con los que saben quien soy y quienes son los mios...

Hasta hoy todo me compensa a mí, por un rato de sol o una semana sin el, porque de vez en cuando un día entero sin planes sea mejor que con ellos, por una canción treinta veces repetida, por dos mañanas sin dolor o unas horas de inundación de felicidad sin motivo, una fotografía regalada de forma inesperada, una postal de Moscú, una manzana sobre un banco de hormigón a la sombra del Musac, un abrazo de los de verdad y milquinientos paseos con mi MO.

Mañana será lo que venga y lo que traiga, pero eso es futuro y ni existe siquiera. Salud!