lunes, 14 de marzo de 2011

EL INDIGENTE Y LA INMIGRANTE (VENIDA A MÁS)

Hay escenas diarias que todo el mundo tomamos como normales, no sé si la costumbre de ver y/o presenciar verdaderas atrocidades, de sabernos rodeados por una sociedad de verdaderos desnortados, unos por la sinrazón como única explicación, otros por la soberbia, otros con la excusa del poder y la mayoria por el "todo vale", pero el caso es que casi nadie se para ya delante (o detrás) de nada que no conlleve una ganancia. A lo gratis, a la acción o a la defensa de lo justo no vale nada en esta mierda de mundo que solo valora en euros y solo mira "que no lleves la cara mate".

El sábado por la tarde paseando hacia San Marcos, a la altura del quiosco de Renueva nos cruzamos con un indigente, muy conocido en esta ciudad, no era casi capaz de andar, normalmente va ocupado en desenredar el abrefácil del tetrabrick de vino de las asas de la bolsa de plástico del super. En esas iba el hombre, cuando pasamos a su lado, nosotros y una niña vestida de rosa.

La niña venia dos pasos por delante de sus acompañantes que aún quedaban a nuestra espalda cuando ésta protagonizó un aspaviento nervioso al contemplar horripilada el aspecto del hombre. En esas, sin venir a cuento, la mamá comenzó una batalla ella solita contra el mendigo : ¿querias pegar a la niña?, ¿eh? ¿responde?,¡yo te voy a dar!, ¡dale, dale ahora!, ¡venga, ¿no te atreves?... cuando de repente levantó su carro de la compra y le metió un par de "golpetadas, para que aprenda a no pegar"...

Nosotros permanecimos allí delante, impasibles, por si hiciese falta... no sé qué; otro transeunte le dijo al hombre del tetrabrick: "tranquilo" y se marchó. Nosotros esperamos a que la individua pegona se largase de allí, porque bien pensado (o mal) y en dos segundos, lo más justo era llamar a la policia y denunciar a la señora que estaba agrediendo al pobre hombre, pero seguramente el hombre saldria perdiendo, más aún. Y es que en estos tiempos de integración y todas estas cosas, ¿que puede más , ser indigente o inmigrante? 

Yo tampoco hice lo que debía, lo sé porque desde ese rato he pensado mucho en ese hombre y no me siento nada bien.

1 comentario:

  1. Yo te respondo: puede mucho más ser inmigrante. Ser indigente es lo más penado del mundo.
    ¡Qué historia tan triste!

    ResponderEliminar

Puedes comentar y descomentar, mientras sea "con suavidad". Gracias!