lunes, 14 de junio de 2010

SOLO ERA UNA CHAPA

Alguien que significó más que química, más que amor, más que relación, más que cariño, más que odio, alguien diferente me regaló una chapa de David Bowie.

Es una tontería, un detalle, ni siquiera conocia sus canciones, seguramente el objeto no había sido comprado pensando en mi, o sí, no lo sé.

Pocos agujeros le había hecho todavía a aquellos jerseys de lana con cuello vuelto y coderas cuando otro alguien me dijo:

- Conchitina, me podias dar la chapa de David Bowie, seguro que para tí no es gran cosa, tienes muchos más recuerdos y yo casi ninguno.

Se la dí sin pensar, pero me acuerdo de ella en muchas ocasiones, de la cantidad de veces que la he visto cambiar de bolsillo de cazadoras vaqueras de diferentes tallas después de que los recuerdos de este último quizá solo fueran otra cosa, un ídolo, una moda.



Uf, otra liberación, creo que nunca había hablado en voz alta de esto, que con todo el aspecto de una tontería para quien lo pueda leer, a mi me ha pesado lo suyo.