lunes, 24 de noviembre de 2008

¿PORQUÉ ME ALEGRA TANTO LA NIEVE?


Siempre que nieva siento una sensación de euforia extraña. Me quedo mirando por la ventana todo el tiempo que puedo , sigo la trayectoria de los copos, los quiero ver cada vez más fuertes y mientras más fuerte nieva más tranquila me quedo. Me sucede al contrario que con la lluvia. Nunca le busqué explicación, pero sin quererlo me vienen a la cabeza posibles causas de esta alegría. Cuando era niña recuerdo muchas nevadas y todas tenían consecuencias agradables. Por la mañana no tendríamos que levantarnos tan pronto, no habría colegio (porque los profesores no podrían viajar desde León), nos quedaríamos en casa jugando, luego saldríamos a la calle y patinariamos por La Loma y Las Revillas, nos pondríamos dos pares de calcetines, los guantes, el gorro y el pantalón de esquiar. Recuerdo la hora de llegar a casa, cuando lo primero que había que hacer es dar la vuelta al forro de las botas y ponerlo cerca de la cocina para que secasen, si al día siguiente todavía estaban húmedas lo que quedaba eran las botas de agua con triple par de calcetines y forro de plástico por si era poco. Ese rato de despojarme de la mojadura que tanto había disfrutado era especial: el pijama caliente, la bolsa de agua, la sopa de ajo que me encantaba cenar con mi abuelo. Lo que me duraba la ilusión era mientras estaba nevando y el primer y segundo día después. Esos días todo se detenía. Lo blanco inundaba todo también de alegría, mi impresión es que la gente estaba más contenta.
Recuerdo sobre todo una nevada: no puedo precisar ahora qué edad , pero supongo , por las fotos que tendría unos 7 años. La tarde empezó a calmarse, dejó de soplar el viento y ya no hacía tanto frío. Aquella fué la única tormenta de nieve que recuerdo, pero fué tan espectacular como la noche que la acompañó de ventisca. Desde la cama no podía más que escuchar el silbido del viento porque la visión de la calle era imposible por la nieve helada que había en la ventana. El paisaje espectacular del dia siguiente no lo podré olvidar nunca. Cuando mi hermana y yo nos despertamos fué porque mi padre nos dijo que salía a ver si podía traer pan. Nosotras nos miramos y no entendimos nada hasta que subimos la persiana con gran dificultad y nos encontramos la imagen de la calle sin coches, sin orillas, sin nada de nada, solo había nieve. Nieve y un caminito que los hombres del Barrio del Pilar, entre ellos mi padre, estaban haciendo hacía la Plaza en busca de pan, leche... Nunca más vi nevar tantísimo en Boñar, todos los inviernos nieva pero cada vez menos, aún así la siempre me provoca alegría , emoción y nostalgia.

2 comentarios:

  1. Hola!!!!

    Que lindo es entrar en tu casa y encontrarme entre tus blog, gracias.

    La nieve para mi es un enigma, porque he estado en lugares con nieve pero nunca vi nevar, es algo que la vida me debe, no son muchas las cosas que me debe pero ella es una de ellas.

    Un besote y abrazo de oso.

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  2. En Buenos Aires,sé que hoy ha hecho mucho calor y aquí esta mañana nos hemos levantado con 3 grados bajo cero y no ha nevado... Ojalá veas cumplido tu sueño de ver nevar y yo el mío de levantarme con el sonido del mar.
    Un saco de besos para tí también, desde hoy mi amiga.

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